Estar solo y sentirse solo, cuan diferente es. Tanto como la distancia entre la soledad buscada y deseada, frente a la soledad obligada y excesiva. Curiosa sensación, estado y necesidad, que especialmente en los últimos tiempos está tan presente, imponiéndose o acompañando.
Creo que todo en exceso genera desequilibrio, y por lo tanto perturbación; de ahí que nuestra salud emocional se vea afectada ante la soledad excesiva y ante la compañía en demasía. La clave: aprender a estar con uno mismo, a disfrutar de lo pequeño y de lo grande, a estar con los demás, a propiciar el aislamiento cuando lo necesitamos, y a encajar los momentos no elegidos de obligada soledad, tratando de crecer con todo ello.
Autoconocerse
Y claro, conocer: qué es lo ideal para estar bien en soledad, es muy muy fácil, pero sentirlo es otro cantar. Requiere en primer lugar mucho autoconocimiento, saber qué es lo que nos gusta y lo que no, qué podemos plantearnos, qué nos cuesta más; cuales son nuestros límites, cómo nos relacionamos y nos comunicamos, qué necesitamos, cómo es nuestro ritmo… Escucharnos y probar. Y todo esto necesita de soledad y de contraste con los otros.
Nacemos solos, morimos solos
El sentimiento de soledad es algo que forma parte de nosotros desde el origen de los tiempos. Nacemos solos, morimos solos y entre medias hay muchas veces que estamos solos muy a gusto, otras en las que desearíamos estar acompañados, y otras tantas en las que estamos rodeados de gente pero nos sentimos solos de solemnidad, creo que esa es la peor forma de soledad, la paradoja de no querer estar solo, tener aparentemente los medios para no estarlo, y aún así sentirse muy solo, o lo que es lo mismo muy lejos de quienes nos rodean. Cuando me pasa eso trato de cambiar de lugar. Prefiero estar sola del todo (estar sola y sentirme sola), a sentirme sola y estar “acompañada”.
La soledad en la historia
Me resulta curioso cómo la percepción social de la soledad ha ido evolucionando a lo largo del tiempo: El paso de las reuniones de toda la vida comiendo en comunidad, hasta los hábitos modernos creados en torno a comer en solitario delante de la TV. Los retiros de los antiguos eremitas en su momento tan alabados. Las secuelas de la mitificada vida en pareja como patrón de los últimos tiempos, frente a la vida single, en aumento si no fuera por motivos mayoritariamente económicos . En mi caso, siempre me parecieron que las que más encajaban con mi forma de entender la vida eran las experiencias tribales comunitarias que combinaban el estar solo con estar en grupo.
Pautas para estar mejor
Hoy en la sesión hemos mirado tras todos los prismas posibles la circunstancia de estar solo, estar sola y cómo se siente. La realidad de los introvertidos y los introvertidos y sus diferentes necesidades. Lo que ocurre cuando algo “me da vergüenza ” y cómo lo podemos abordar. Y entre todos hemos ido desgranando pautas para estar mejor cuando estamos solos y no queremos estarlo:
No echarme la culpa
Pensar en cosas que me hagan sentir bien y hacerlas, descubrir nuevas cosas
Crear con lo que tenga a mano
Conectar con alguien que me haga sentir bien
Ayudar a alguien que lo necesite
Desplazarme o pensar en un lugar que me haga sentir bien
Cuando lo que siento no me gusta, recordar que pasará y la próxima vez lo veré con menos disgusto
Bailar, correr, saltar, cantar… segregaré endorfinas y me sentiré mejor
